Vivimos
tiempos en donde el espacio para
el juego se ha ido perdiendo,
apareciendo cierta
desvalorización del mismo a
nivel social, donde vemos niños
que juegan silenciosamente solo
con máquinas u objetos y no
tanto con sus pares.
El juego
posibilita la comunicación y el
aprendizaje, favorece los
vínculos interpersonales y la
exploración del mundo
circundante. El mismo permite
que el niño elabore y resuelva
situaciones conflictivas, que
aprehenda y transforme la
realidad, estimulando la
creatividad, la invención y el
desarrollo de sus
potencialidades.
Además posee un
gran valor social que facilita
el desarrollo de hábitos de
cooperación y solidaridad así
como también habilidades
sociales.
Es importante
recuperar en la familia espacios
para el juego ya que es un
componente básico del desarrollo
físico y emocional siendo de
vital importancia en la
construcción de la personalidad.
Los invitamos a
escuchar “¿Te acordás?” como nos
divertíamos!!!