Lo mejor de cada uno
“Me desperté una mañana y decidí que iba a iniciar un
movimiento para hacer llegar estas ideas a toda
la sociedad, no sólo a los maestros y alumnos de
mi escuela. Durante demasiado tiempo, los
adultos se enfocaron en ver qué estaba mal en
los chicos. Me cansé: es hora de descubrir qué
está bien en ellos”, contó Jenifer a Sophia, en
una conversación desde Purnell, en las afueras
de Nueva York, donde trabaja y vive con su
marido y un perro. “Lo maravilloso es que cuando
comienzo a hablar con una persona sobre las
cosas que le gusta hacer y aquello que la hace
sentir bien, empieza a estar motivada y segura
de sí misma”, contó Jenifer, entusiasta.
Una fortaleza es aquello que energiza a una persona, lo que
la diferencia de otras, y cuando la utiliza, la
hace sentirse útil y valiosa. Fox cree en los
chicos y está convencida de que cada uno posee
sus propias fortalezas, que divide en tres
tipos: fortalezas
de actividad, fortalezas de relacionamiento y
fortalezas de aprendizaje.
Las
“fortalezas de actividad”
son aquellas cosas que una persona hace de manera eficaz
(escribir, dibujar, arreglar cosas) y que,
además, la hacen sentirse bien mientras las
practica. En este sentido, es importante
distinguir una fortaleza de un talento o un don.
Alguien puede tener aptitudes para el piano,
pero si lo obligan a practicar todos los días y
no disfruta hacerlo, entonces, eso no es una
fortaleza. “Esto suele llevar a conflictos entre
padres e hijos. Los padres tienen la expectativa
de que su hijo desarrolle ese talento, y el hijo
sólo lo hace para complacer a sus padres. A la
larga, la relación se deteriora”, explicó
Jenifer.
Las “fortalezas
de relacionamiento” son aquellas cosas que una persona hace con los otros
y que la hacen sentirse bien en esa relación.
Por ejemplo, “ser bueno escuchando”.
“Identificar esas fortalezas y comunicárselas a
los demás ayuda a construir expectativas claras
en las relaciones personales”, explicó la
autora.
La tercera categoría son las “fortalezas
de aprendizaje”, que se refieren a la forma específica en que aprende cada
persona. En la escuela, se espera que todos los
chicos aprendan de la misma manera, y cuando un
chico no alcanza los logros esperados, se asume
que tiene un problema. Sin embargo, los
especialistas entienden que existen
inteligencias múltiples. Algunos chicos aprenden
de manera más visual, otros leyendo y
escribiendo, y otros necesitan experimentar. El
método de Fox permite identificar de qué manera
aprende cada persona, de modo que sus padres y
maestros pueden encontrar la manera más adecuada
para su formación.
¿Cómo se hace para descubrir las fortalezas de
nuestros hijos?
“Hablando, escuchando, preguntando”, responde Jenifer, y da
algunos ejemplos. “Hay que transmitir a los
chicos el ejercicio de observación necesario
para detectar las propias fortalezas. En lo
cotidiano, cuando se reparten tareas domésticas,
un buen ejercicio es darles la posibilidad de
elegir qué parte de esas tareas les gustan más:
barrer, lavar los platos o pasar la aspiradora.
Si se está por hacer un viaje familiar, se les
puede preguntar si prefieren ayudar a armar las
valijas o planear el itinerario. De esa manera,
crecen acostumbrándose a tomar decisiones y
registrando sus propios gustos y motivaciones”.
Desde casa
En la Argentina, existen profesionales e instituciones
educativas que poseen enfoques similares. Un
buen ejemplo son las escuelas Waldorf o las que
siguen el método pedagógico Montessori, que
ponen mayor énfasis en el desarrollo individual
de cada niño, en darle espacios para explorar
con libertad, y que se adaptan mejor a los
tiempos individuales de aprendizaje. Sin
embargo, en la mayoría de las escuelas el acento
sigue puesto en los logros académicos y
cualquier dificultad es diagnosticada como un
problema.
La psicopedagoga y psicóloga Alejandra Libenson, autora del
libro Criando hijos, creando personas (Aguilar),
contó a Sophia que es habitual que los padres se
preocupen cuando sus hijos no rinden igual que
los otros en la escuela. “Los padres se acercan
a la consulta preocupados porque ven en la
diferencia una deficiencia. El problema es que
maestros y padres están mirando sólo el
resultado y no el proceso. Nadie está fijándose
con qué obstáculos se encontró y cómo los fue
superando. Por eso, a los padres preocupados por
el rendimiento de sus hijos les propongo prestar
mucha atención a los deseos, necesidades y
preferencias de sus hijos e incentivarlos desde
ese lugar”, explicó Libenson. Otro aspecto
destacado por esta especialista, en sintonía con
los consejos de Fox, es brindar un espacio para
que los hijos tomen sus propias decisiones y
desarrollen su subjetividad desde edades
tempranas. “No podemos esperar que los
adolescentes sean capaces de tomar decisiones o
que tengan claro qué quieren hacer si no
incentivamos esas actitudes desde chiquitos”,
indicó Libenson.
Una posible crítica a este movimiento centrado en las
fortalezas es que invita a cierto facilismo.
¿Para qué obligar a mi hijo a esforzarse en
matemática si su fortaleza es la pintura y la
fotografía? ¿Qué sentido tiene convencerlo de
que estudie para la prueba de geografía si
juntos hemos descubierto que lo suyo es la
capacidad de liderazgo y ayudar a los demás?
Las críticas
Para Fox, éstas son simplificaciones de su argumentación.
“¡Amo esas críticas!”, dice, y explica con
entusiasmo: “Este método no dice que si vas a
trabajar en tus fortalezas, no vas a seguir
trabajando en otras áreas. Pero toma en
consideración el hecho de que si no sos bueno en
matemática, hay muy pocas chances de que en el
futuro tengas un trabajo relacionado con la
matemática. En ese caso, una vez detectadas las
fortalezas de aprendizaje, se buscará un método
para que ese alumno aprenda lo más rápido
posible algunas nociones de matemática. El
problema del paradigma educativo actual es
que obligamos a los chicos a pasar horas
aprendiendo cosas que nunca van a usar en la
vida. Es un desperdicio y los lleva a no
aprender y a dejar la escuela”.
Otra crítica posible es el acento que este método pone en el
éxito. En ese sentido, Libenson opinó:
“Exacerbar conductas positivas impide la
posibilidad de juicio crítico. Hay que
incorporar el error como parte de un proceso
creativo. Está bueno que los chicos reconozcan
sus fortalezas, pero también aquellas cosas que
les cuestan; que sean capaces de autoevaluarse y
reconocer esas dificultades. Si sólo se enfocan
en sus fortalezas, vamos a generar personas que
se derrumban ante el primer fracaso. Pareciera
que quieren programar personas para que tengan
éxito en la vida, y en la vida, además, hay que
estar preparado para sortear dificultades”.
A pesar de estas críticas, la propuesta de
“El movimiento de las fortalezas” gana adeptos.
Las capacidades que estimulan éste y otros métodos similares
son, precisamente, las que demanda el mundo cada
vez más. En los dinámicos tiempos actuales,
nadie puede predecir qué trabajo hará su hijo
dentro de diez años. Pero sí puede formarlo en
la creatividad, la capacidad de aprender cosas
nuevas, la de adaptarse y la de tomar
decisiones. “En el futuro, esas capacidades le
servirán más que todo el conocimiento
enciclopédico que en la actualidad se pretende
enseñar en las escuelas”, opinó Fox.
Por María
Noel Álvarez
Tips
para padres
-
Reconocer aquellas cualidades únicas que diferencian a su
hijo de los demás chicos.
-
Ver esas diferencias como fortalezas
potenciales y no como defectos.
-
Motivar a sus hijos a hablar de aquellas
actividades que lo hacen sentirse bien.
-
Escuchar a sus hijos adolescentes sin
intentar imponerles su propia autobiografía.
-
En las charlas con los maestros de sus
hijos, guiarlos hacia aspectos positivos y no
sólo defectos. Pedirles que sean específicos.
-
Reconocer sus propias fortalezas. Hacerlo
le permitirá ayudar a sus hijos a conocer las
suyas.
-
Permitir a sus hijos tomar decisiones que
tengan un efecto en sus vidas.
-
Establecer rutinas en las cuales cada
chico elija una tarea favorita.
-
Hablar con sus hijos acerca de sus
fortalezas y acerca de las fortalezas de otras
personas que conocen.
-
Encontrar un adulto exitoso que comparta
las fortalezas de su hijo y proponerlo como un
modelo.
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